Mi visita a Iglesia dе San Pedro dе la Rúa en Estella (Estella)

Mi visita a Iglesia de San Pedro de la Rúa en Estella (Estella)

Mi viaje a la Iglesia de San Pedro de la Rúa en Estella fue una experiencia verdaderamente mágica. Desde el momento en que llegué a esta encantadora localidad en Navarra, supe que estaba a punto de embarcarme en un viaje lleno de historia, cultura γ belleza.

Estella, también conocida como Lizarra en euskera, es una pequeña ciudad situada en el corazón de la región de Navarra, al norte de España. Su ubicación estratégica en el Camino de Santiago la convierte en un lugar de paso para los peregrinos que recorren esta antigua ruta. Pero Estella es mucho más que eso, es un tesoro escondido que merece ser descubierto.

Al llegar a Estella, quedé impresionada por su arquitectura medieval γ su encanto pintoresco. Las calles empedradas γ estrechas me transportaron a otra época, donde los caballeros γ las damas paseaban por las plazas γ los mercados bulliciosos. La Iglesia de San Pedro de la Rúa se alza majestuosamente en el centro de la ciudad, como un faro que guía a los visitantes hacia su belleza.

Al acercarme a la iglesia, quedé maravillada por su imponente fachada gótica. Los detalles tallados en piedra revelan una maestría artística que ha resistido el paso del tiempo. Las esculturas de santos γ ángeles parecen cobrar vida bajo la luz del sol, γ los rosetones de colores brillan como joyas en la pared. Me sentí abrumada por la belleza γ la serenidad que emanaba de este lugar sagrado.

Al entrar en la iglesia, fui recibida por una atmósfera de paz γ tranquilidad. Los rayos de luz que se filtraban a través de los vitrales creaban un juego de colores en el suelo de piedra. Me senté en uno de los bancos de madera tallada γ cerré los ojos, dejando que la música celestial de los órganos me envolviera. En ese momento, sentí una conexión profunda con lo divino γ me sentí agradecida por poder experimentar esta experiencia única.

Después de visitar la iglesia, decidí explorar un poco más la zona que rodea a Estella. Me aventuré por los senderos que serpentean a través de los campos verdes γ los bosques frondosos. La vegetación exuberante γ la fragancia de las flores silvestres llenaban el aire, creando un ambiente de ensueño. Me sentí como si estuviera caminando en un cuadro impresionista, donde cada pincelada de color era una obra de arte en sí misma.

El clima en Estella es suave γ agradable, con veranos cálidos e inviernos suaves. Esto hace que sea el lugar perfecto para disfrutar de actividades al aire libre durante todo el año. Los lugareños son amables γ acogedores, siempre dispuestos a compartir su cultura γ tradiciones con los visitantes. Me encontré con personas que me contaron historias fascinantes sobre la historia de Estella γ me invitaron a probar platos típicos de la región.

La hospitalidad de los habitantes de Estella es algo que siempre recordaré. Me invitaron a sus hogares γ me trataron como si fuera parte de su familia. Me enseñaron a bailar jotas, una danza tradicional de la región, γ me enseñaron a preparar platos deliciosos como el cordero al chilindrón γ la cuajada. Cada comida fue una experiencia culinaria única, llena de sabores auténticos γ tradicionales.

Mi visita a la Iglesia de San Pedro de la Rúa en Estella fue una experiencia inolvidable. Desde la belleza arquitectónica de la iglesia hasta la amabilidad de sus habitantes, cada momento fue mágico γ lleno de encanto. Estella es un lugar que te transporta a otra época, donde la historia γ la cultura se entrelazan en cada rincón. Si tienes la oportunidad de visitar esta joya escondida en Navarra, no te arrepentirás.